miércoles, 5 de noviembre de 2008

El racismo y el jazz



¡Qué felices se hubieran sentido aquellos músicos famosos como Billie Holiday, Roy Eldridge o el propio Louis Armstrong de haber sabido que Barack Obama, un negro, era ahora el presidente de los Estados Unidos! Esos tiempos ya pasaron pero, las afrentas y los vejámenes han quedado registrados en la historia.

Los abusos contra la población negra son conocidos e innumerables a través del tiempo, algunos peores que otros, como cuando una ley privaba de sus propiedades y derechos a aquel ciudadano que tuviera solamente algo de sangre negra en sus venas. Esto incluía a los llamados criollos, que especialmente en Luisiana eran gente poderosa económica y socialmente, terminando éstos con menos “valor” que sus propios esclavos.

Pero el racismo y la discriminación se volvieron tan insoportables que lograron la respuesta y reacción de la gente negra, especialmente a partir del término de la Segunda Mundial, con manifestaciones como el Poder Negro y especialmente en los artistas de jazz y blues, como en el caso de Nina Simone, que se convirtió en activista y renunció a su nacionalidad norteamericana terminando sus días en Francia, exiliada involuntaria de su propia tierra.

Sin embargo, hace poco publiqué la reproducción de una artículo condenatorio a Winton Marsalis, según el cual este músico es la manifestación evidente del racismo negro o cuando menos de la discriminación negra.

Otra manifestación actual fue la poca o casi nula e inoportuna intervención del gobierno norteamericano del ex presidente Busch en el caso de la inundación Katrina, de Nueva Orleáns, la cuna del Jazz, por la que fuera tan fuertemente censurado.

Nos ha alegrado ver en las imágenes del triunfo de Obama, caras sonrientes y emocionadas hasta el llanto de gente blanca celebrando su triunfo y esperamos que esto sirva de mensaje para el resto del mundo, especialmente Europa, donde verdaderamente los extranjeros sufren los maltratos del racismo y de la discriminación xenofóbica. En Rusia, donde hace algunos años victimaron salvajemente (por empalamiento) a una adolescente estudiante peruana; la escena en España, donde en un vagón de tren una adolescente ecuatoriana es pateada ferozmente por un desequilibrado drogadicto español, ante la impasibilidad de sus conciudadanos.

Ocurren también este tipo de manifestaciones xenofóbicas en los estadios deportivos donde se rechaza con insultos y actitudes vergonzosas a los no europeos que trabajan y contribuyen en los sitios donde residen. En fin, parece que la llamada cuna de la cultura occidental (Europa), ha quedado rezagada con el ejemplo dado por un pueblo a quienes ellos (los europeos) consideran de un nivel cultural menor, en términos generales.

Debería tomarse esto como un mensaje, de que los intolerantes y primitivos tiempos de la Alemania nazi, quedaron atrás.

Carlos Alberto 05/11/2008

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